El reciclaje no solo tiene que ver con la clasificación de basuras y residuos, es una práctica que podemos extender a otros ámbitos de nuestra vida diaria.

Es más, no solo debemos concebirlo como un ejercicio que consiste en deshacernos de objetos y ponerlos en manos de terceros para ampliar su vida útil o llevarlos a un centro de tratamientos de residuos. También es posible que nosotros mismos seamos los beneficiarios directos de lo que reciclamos. ¿Cómo? Sencillo: basta solo un poco de creatividad.

Por ejemplo, hay una gran cantidad de objetos y materiales que, tras cumplir su primer ciclo de vida, se reutilizan y acaban convertidos en soluciones innovadoras para la decoración de nuestro hogar. ¿Lo has intentado alguna vez?